6.5.07

Los nuevos dueños de Bastimentos, sus tierras, playas y bahías

Esta es una vista de los primeros avances del conjunto residencial de alto costo del Proyecto Red Frog Beach –Fase I, localizado en el sector más estrecho de la isla de Bastimentos, en el Archipiélago de Bocas del Toro.

La Fase II propuesta es cuatro veces más grande que fase I, que sólo se ha concretado en un cuarto de lo proyectado. La segunda fase llegará al mero borde del límite terrestre del Parque Nacional Marino de Isla Bastimentos. Es una enorme área, que originalmente fue devastada grandemente por la sociedad Theobald, pero aún así sobreviven en el área bosques naturales en diferentes estadios sucesionales, tecales, áreas abiertas y bosques costeros, todos de rica biodiversidad y belleza escénica. El área afectada actual y la proyectada incluye la afectación de especies raras de ranas rojas de la familia Dendrobatidae, con morfotipos únicos en el país. Iguamente afectará la Laguna de Bahía Honda, única en ecología, paisaje, configuración y riqueza biológica, pero aún así, parece que esto a nadie le preocupa en Panamá y ANAM busca con mucho esfuerzo, como permitir a como de lugar que el proyecto siga sin contratiempos. Las evidencias, aún para los más legos, es que este proyecto es de alto impacto ambiental y con repercusiones fuertes negativas en las comunidades indígenas locales tradicionales, las cuales en definitiva, no pueden más que aspirar a ser peones rehenes supeditados a una economía cara, que les causará más traumas que beneficios. En cualquier país más civilizado que Panam, este proyecto no se hubiese aprobado.

En este proyecto ha habido tráfico de influencia y corrupción. Esto no cabe duda. El que tanga dudas, sólo se debe poner a investigar lo que hasta la fecha a sucedido. Por ejemplo, se debe investigar cómo con tantos errores y faltas graves este proyecto sigue su curso. Igualmente se debe investigar por qué abogados de proyectos inmobiliarios aupaban la –ley insular. En la Asamblea Nacional, los abogados de esta compañía, hicieron mucho –lobby– para lograr que existiera la Ley 2 de 2006 que vende las islas y costas de Panamá al mejor postor. Esta ley fue escrita y pensada originalmente para Red Frog Beach y luego cada quien le introdujeron la conveniencia cada quien de sus intereses, con el resultado que todo es tan caótico y los robos de nuestro patrimonio natural se han acrecentado exponencialmente.

El presidente Martín Torrijos, ha aterrizado en un helicóptero varias veces en los linderos de este proyecto. Nadie sabe por qué, ni para qué, ni qué busca. Unos especulan que le dieron acciones; otros dicen que sólo hace visitas de cortesía para ver cómo avanza el desarrollo de Bocas del Toro; otros dicen que sólo andaba de patrullaje doméstico. En fin todo es especulación, hasta las visitas del señor Presidente. Lo que si saben los lugareños y cualquiera que asculte un poco, es que este no es un proyecto con manejo transparente y honesto de los permisos ambientales y de las inspecciones. Este tipo de proyectos hechos casi a la fuerza de voluntad del inversionista y no de los caros intereses de país, provocará que otros especuladores hagan lo mismo en nuestros archipiélagos y por tanto se magnifique y multiplique por doquier este tipo de proyectos. Ante este escenario es fácil imaginarse a los especuladores de bienes raíces surgiendo como hongos en todos los confines prístinos de nuestro territorio nacional en nombre del desarrollo y crecimiento del turismo que finalmente sólo se quedará en palabras y pocas nueces para el país y a un costo muy alto y doloroso.
Panamá está en manos de especuladores del Real State y pronto no seremos dueños de nada. De hecho, ya casi lo hemos perdido todo, dicen por doquier los panameños más informados.

Como fresa que adorna la copa, Red Frog Beach ha clausurado caminos reales en la Isla que los lugareños han utilizado por siglos para trasladarse libremente por toda la isla y para colmo acosa con guardias de seguridad armados con escopetas, a los pocos lugareños y visitantes que se arriesgan a llegar a las nuevas playas privadas de facto que ha establecido Red Frog Beach. Y en señal que el abuso puede nunca acabar, el único camino que no ha cerrado al paso y alejado de las instalaciones cuasi industriales de RFB, en Bahía Honda, ha decidido cobrarle de facto un par de dólares. Estos abusos, sólo lo puede hacer una empresa que se cree que está al margen de la ley y que se siente amparada por cómplices en aparato estatal.

Algunos líderes locales dicen en tono sarcástico: magnífico legado de venta de la nación le está dejando nuestro presidente Martín Torrijos a todos los panameños! Nosotros por nuestra parte decimos. Dónde está Rubén Blades que no pone orden y revierte esta estafa a la nación en nombre del turismo. No puede ser que todo el mundo ande sólo buscando guayabas!


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