Si el IPAT, Usted y Rubén Blades saben lo que es turismo, por qué no se ha actuado en el sentido que ustedes parecen estar completamente claros, tal y como lo dice el párrafo de su artículo:
El IPAT ha intentado esclarecer ante la opinión pública que existe una diferencia entre turismo y oferta inmobiliaria para segunda vivienda o vivienda de uso mixto (habitación para alquiler y residencia). Es más, el ministro Blades ha insistido en el hecho de que el término "turismo residencial", tan utilizado por los medios, constituye un oxímoron, es decir, una figura retórica formada por términos contradictorios. En Panamá, la condición migratoria legal del turista es distinta a la del residente.
Quién nos puede defender ante el negociado instaurado que pretenden establecerse sobre el recurso para negociarlo?
Recuerd que en la Ley Insular, nuestros magníficos diputados asesorados por lo libertarios incrustados en el gobierno, incluyeron el nefasto término.
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HACE FALTA UN ORDENAMIENTO TERRITORIAL.
Turismo para el desarrollo
Carl-Fredrik Nordström
En la primera plana de la edición de La Prensa del domingo 30 de julio, aparece una nota periodística que hace referencia a un informe del consultor español Josep Ros Santasusana, como parte de un proyecto de asistencia técnica del Banco Interamericano de Desarrollo, para el turismo en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro.
El Ipat conoce del proyecto y sus recomendaciones, y entiende que su propósito no es criticar, sino contribuir a la mejor planificación y toma de decisiones, por parte del Estado, en los asuntos relacionados con el turismo.
Las autoridades comparten la mayor parte de los conceptos y recomendaciones emitidas en el informe. Es más, desde el inicio de su gestión en el Ipat, el ministro Blades ha seguido una dirección muy similar a la que se propone en dicho informe.
Por ejemplo, desde el 2004, el Ipat ha intentado esclarecer ante la opinión pública que existe una diferencia entre turismo y oferta inmobiliaria para segunda vivienda o vivienda de uso mixto (habitación para alquiler y residencia). Es más, el ministro Blades ha insistido en el hecho de que el término "turismo residencial", tan utilizado por los medios, constituye un oxímoron, es decir, una figura retórica formada por términos contradictorios. En Panamá, la condición migratoria legal del turista es distinta a la del residente.
Por otro lado, ni el Ipat, ni el ministro Blades, han propuesto que se anteponga la oferta inmobiliaria de segunda vivienda, mal llamada "turismo residencial", en detrimento del turismo tradicional.
El desarrollo habitacional es una actividad y el turismo es otra, aunque pueden ser algunas veces complementarias.
La oferta inmobiliaria para segunda vivienda representa, en efecto, una oportunidad para el desarrollo económico del país, pero tiene sus limitaciones en tiempo y espacio. El turismo, por otro lado, es una oportunidad para el desarrollo económico de grandes sectores sociales, en distintas regiones del país, y es sostenible a largo plazo.
En cuanto a la imagen turística, es necesario distinguir entre la promoción del país como destino turístico, y el posicionamiento de Panamá en el mercado internacional con una imagen propia y diferenciada, que es a lo que se refiere el informe específicamente.
El Ipat ha mantenido durante el 2005 y 2006 una campaña promocional del país como destino turístico, que ha dado excelentes resultados atrayendo visitantes, y está en marcha el proceso público de contratación de la publicidad para los próximos cinco años. El posicionamiento del país es un proyecto más complejo y a largo plazo, pero tanto el Ipat como el Gobierno Nacional consideran que su desarrollo es necesario.
Finalmente, es prudente aclarar que el auge del turismo, junto al de las inversiones para segunda vivienda, ha puesto en evidencia la necesidad de un ordenamiento territorial de las áreas en que se desarrollan estos proyectos. Esa es una tarea delicada y de grandes dimensiones, en la que intervienen distintas entidades. El Ipat trabaja, desde hace meses, junto a las otras instancias gubernamentales e instituciones, en un sistema de reuniones interinstitucionales que deberán crear las bases para el ordenamiento integral de las áreas turísticas, así como las de desarrollo inmobiliario, una práctica que no se había hecho antes. El ordenamiento territorial es necesario para que las actividades turísticas se puedan desarrollar de manera óptima, aportando el máximo beneficio económico y social para el desarrollo de las distintas regiones de nuestro país.
El autor es gerente general encargado del IPAT
La Prensa, 3 de agosto de 2006
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