ARCHIPIÉLAGO DE LAS PERLAS
Patrimonio natural invaluable
Ariel Rodríguez V.
arielrdrz@yahoo.com
El Consejo de la Unión Europea tiene un sabio principio territorial en el cual para ellos como comunidad, las zonas costeras constituyen una herencia común, frágil y vital y es fundamental salvaguardar su diversidad biológica, el valor de sus paisajes, su calidad ecológica y su capacidad de mantener la vida, la salud, la actividad económica y el bienestar social. Es en el marco de este principio que nos gustaría que se debatiera el futuro del archipiélago de Las Perlas, que ha sido testigo por varias centurias de la propia historia de Panamá y ha sido a su vez reservorio de biodiversidad y belleza envidiable para otras naciones.
Miles y quizás millones de ojos a nivel mundial durante estas primeras décadas del siglo XXI, miran las riquezas tropicales de nuestros países. Nuestros recursos, valores e historia se juegan su existencia y su dominio. Las palabras "megaproyectos" y turismo "residencial" resuenan por aquí y por allá, incluso en medio de la quietud de los bosques y en medio de la serenidad de las numerosas bahías que adornan las gemas biológicas conformadas por islas e islotes del archipiélago de Las Perlas, contrario sensu, se discute un excelente proyecto de ley, que resguarda, de ser aprobado, para las generaciones venideras y permite a las generaciones presentes usar sosteniblemente la riqueza natural, la belleza inigualable y la singularidad de este archipiélago como sitio de conservación de biodiversidad marina e insular y sobre todo, permite desarrollar modelos de desarrollo armónico y de bajo impacto ambiental, con tal de que estas joyas naturales no sean engullidas por esta generación.
El proyecto de Ley de Zona Especial de Manejo en el Archipiélago de Las Perlas, es digno de ser considerado integralmente dado que protege los recursos de la zona costera, mantiene la productividad y la biodiversidad de los ecosistemas, protege los recursos culturales y patrimoniales y mejora la calidad de vida de las comunidades que dependen de dichos recursos. Estamos seguros que con un poco de voluntad y sabiduría, unido a un compromiso generacional, se logrará de una vez por todas, que las propias comunidades que por generaciones han vivido en el archipiélago de Las Perlas, conozcan, valoren y usufructúen científicamente y sosteniblemente estas riquezas, que a su vez permita generar riqueza a la nación, pero sin destrucción, ni enajenación de estos recursos.
La historia del archipiélago es muy antigua y rica, así como su naturaleza desbordante. Como científico y como ciudadano pretendemos que espectáculos naturales como el de las ballenas jorobadas en cortejo, los arrecifes multicolores, los bosques encantados y las playas paradisiacas con tortugas anidando, sigan siendo un patrimonio nacional que sirva de fuente y atractivo natural para el turismo y que sigan siendo reserva biótica para la humanidad y su futuro. Igualmente deseamos seguir viendo por generaciones que nuestro archipiélago sigue siendo un sitio para los pobladores locales con sus lanchas y cayucos, trabajando y viviendo en armónica relación con la naturaleza.
Es loable agradecer los ingentes esfuerzos de mucha gente que ama, valora, estudia y respeta este archipiélago e impulsan este proyecto de ley, como lo son: los isleños de Las Perlas, la comunidad científica, ambiental y política, especialmente la Autoridad Marítima de Panamá y el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales que mantienen una disposición inequívoca de lograr este noble legado generacional, que sin lugar a dudas salvarguarda esta gema natural en medio del golfo de Panamá. Confiamos en la buena fe de todas las partes para lograr este noble propósito.
Las futuras generaciones le estarán agradecidos de las decisiones tomadas en estos momentos. Con este proyecto de ley 151 se hace patria.
El autor es biólogo y ambientalista
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Publicado en La Prensa, 15 de marzo de 2006-- Sección OPINIÓN
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