No a la venta de nuestra riqueza natural
Juan R. Sevillano Callejas
El Organo Ejecutivo, a través del Ministro de Economía y Finanzas, Dr. Ricaurte Vásquez, ha presentado un anteproyecto de ley, ahora en discusión en primer debate en la Comisión de Hacienda Pública, Planificación y Política Económica de la Asamblea Nacional, identificado como proyecto de ley No. 132, por medio del cual se podrá dar en venta, o en concesión hasta por un máximo de 90 AÑOS, islas panameñas.
Recomendamos a todos nuestros compatriotas la consecución y lectura de ese proyecto, y para los que tengan facilidad, pueden obtenerlo en la página de la Asamblea identificada como www.asamblea.gob.pa.
Y hacemos tal recomendación para que se enteren lo peligroso y costoso que es para las actuales y futuras generaciones de panameños el mencionado proyecto.
Ya es conocido de la mayor parte de la población el incalculable valor de nuestros inmensos y envidiados recursos naturales. Por ejemplo, en Europa y Estados Unidos, juntos, no hay más especies de aves que en Panamá. Nuestros bosques o selvas tienen un enorme valor económico y prestan un servicio ambiental al mundo de precio incalculable. Ni hablar de nuestros recursos hídricos provenientes de numerosos ríos y lagos; de la cuantiosa lluvia con que Dios nos bendice. Sin esta gran cantidad de agua no habría Canal.
So pretexto de una supuesta creación de riqueza y generación de empleos, el señor Presidente ha presentado un proyecto que a entender de los conocedores técnicos y científicos lograra todo lo contrario, y para muestra mencionemos la experiencia de nuestras dos naciones vecinas.
En Colombia se ha dado en concesión, desde hace muchos años, terrenos insulares, por ejemplo, la Isla San Andrés. El que ha visitado la isla ha podido observar que en ella no ha habido ninguna generación de riqueza significativa para sus habitantes. Y es tanto así, que sigue habiendo gran pobreza, que se nota tan pronto se le da una vuelta a toda la isla. La riqueza no se queda en San Andrés, sino que se va hacia el extranjero, ni siquiera a Colombia. Los isleños han establecido para los colombianos continentales la necesidad de obtener permiso de trabajo, como si fueran extranjeros en su propia tierra, y esto con el fin de que los habitantes de la isla aseguren plazas de trabajo. Es más y por último en cuanto a este ejemplo, los isleños ni se creen colombianos.
El ejemplo positivo que podemos imitar y hasta mejorar, es el de Costa Rica, y digo mejorar, porque nuestra hermana no tiene los recursos naturales que tiene Panamá. En Costa Rica está prohibida la venta de las islas nacionales y ello no ha sido impedimento para generar un ecoturismo, que sí le envidiamos a los ticos, que sí ha generado una enorme riqueza para el país. De repente no habrá generación de empleos directos, pero sí indirectos, sin perjudicar o dañar sus recursos naturales, los cuales conservan con un desarrollo económico sostenible responsable, que esta llevándose a cabo por empresarios con moderna conciencia social y ambiental.
Panamá posee, sólo en el Pacífico, más de 753 islas e islotes, que representan más o menos 3% del territorio total del país, pero con un valor en recursos naturales igual o mayor a los recursos continentales. Súmele el número y valor de nuestras islas caribeñas y se alegrara de lo rico que somos.
El proyecto intenta permitir construir grandes inversiones y a ellas se les dará una concesión de 90 AÑOS. En el proyecto hay una atenuante, que yo digo es para tontos, ya que se establece que al final las obras pasarán a ser propiedad del Estado. Hágase una pregunta inteligente, ¿cuál es el valor de una obra de 90 años? ¿Cuántas veces, en ese plazo, habrá recuperado su inversión el concesionario? ¿Qué gran interés económico hay detrás de este proyecto que intenta, como siempre sólo beneficiarse? ¿Por qué no se intenta incentivar la inversión turística en el territorio continental cercano a las islas y hacer turismo de avistamiento, que genera mayor riqueza al país y a los humildes que habitan frente a ellas? ¿Por qué razón se quiere vender nuestra riqueza natural?
Los ambientalistas creemos en el desarrollo económico, pero en el sostenible. Si así no lo hiciéramos, dentro de poco no habría nada que desarrollar. Y es esa premisa mayor la que debemos conciliar, tanto empresarios, como nosotros los defensores de los recursos naturales.
El proyecto contiene otro tema referente a los derechos posesorios de los humildes panameños del interior del país o sobre islas, que en otro momento planteare; pero será importante, en este primer debate, observar el comportamiento de los diputados de esta comisión, que en su mayoría son interioranos y conocen la problemática de la tenencia de la tierra, tierra que el proyecto se les intenta quitar.
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