Nótese en el siguiente artículo, los planes que hacen en nuestras islas del Archipiélago de Bocas del Toro. Si uno se fija puede a primera vista, identificar como "desarrollo" lo planteado en el artículo, pero luego si le ponemos profundidad y análisis vemos que se trata de un negociado y una especulación con la belleza de nuestros archipiélagos y zonas costeras. Quién pagará las consecuencias: la sociedad pobre y lugareños y el ambiente, dado que las construcciones en áreas tan hermosas y frágiles afectan a corto, mediano y largo plazo los ecosistemas y los sistemas sociales locales. Tampoco nadie quiere venir a un sitio turístico atiborrado de "desarrollo". Definitivamente como dice la ambientalista Rina Barba: "Estamos matando la gallinita de los huevos de oro".
Estamos a tiempo de hacer las cosas de una mejor manera.
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“UN PARAÍSO EN VENTA”
En un principio sólo mochileros y turistas visitaban el área, ahora los inversionistas han descubierto un nuevo nicho para invertir en bienes raíces
GRACE KELLY CHI
ghi@prensa.com
CABAÑAS. Peter Kent, es un inglés que ha decidido hacer de Bocas su nuevo hogar. Allí vive y levanta el proyecto Finca Fístula.
Hay unas islas en el Caribe que parecen bañarse con miel para atraer a cientos de compradores de tierras de todas partes del mundo. Ellos reconocen lo que tienen frente a sus ojos: ‘un paraíso a la venta’ a punto de reventar. Para muchos, es justo el momento de comprar.
Isla Colón, Isla Bastimentos, Isla San Cristóbal, Isla Popa e Isla Pastores son los puntos más atractivos en la fiebre de compraventa de propiedades de Bocas del Toro. Aquí el mercado es diferente: cada metro cuadrado en menos de cinco años ha duplicado cientos de veces su valor.
La valorización de las tierras ha sido consecuencia de un flujo sostenido de turismo a Bocas en la última década. Decenas de estadounidenses, italianos, españoles y canadienses que pasaban por la isla como una parada obligada en su recorrido por el Caribe, se percataron del potencial de desarrollo y las oportunidades de negocio y rápidamente fueron estimulando el mercado local de venta de tierras.
Previo a la década de los 90, las tierras de Bocas eran algo menospreciadas. “La esquina olvidada de Panamá” solía invitar a un grupo limitado de turistas panameños que invadían la isla una vez al año para la Feria del Mar, y los surfers más intrépidos que buscaban desafiar la naturaleza domando olas de 25 pies.
Pero luego del terremoto de 1991, con el retiro de los nativos decepcionados por el impacto de la desgracia natural, combinado con una recesión del paraíso ecoturístico vecino de Costa Rica, los extranjeros empezaron a descubrir los encantos escondidos de Bocas y quedaron cautivados con sus playas traslúcidas e inexploradas. Recibidos por un cuerpo de delfines y corales, los visitantes primero vinieron por placer y luego vieron el potencial para hacer negocios.
Hoy, la población de residentes extranjeros en las islas de Bocas es de unas 300 personas. Y es sólo el comienzo.
Castillos en la arena
Algunos “expats” vinieron a Bocas del Toro no sólo para construir casas, sino para “construir comunidades” y hacer de islas como Solarte, a un par de millas de tierra firme, un reflejo caribeño de Bora Bora en Tahití.
Las propiedades más “calientes” en Bocas tienden a ser lotes para construir cabañas residenciales o pequeños “eco-resorts”. Las tierras de mayor valor son las que están un poco más alejadas y aún se consideran vírgenes, sobre todo si tienen acceso al mar.
Por ahora, la actividad del día a día del mercado de bienes raíces bocatoreño está basada en la venta de lotes para edificar cabañas. A esta misión se dedican no menos de 12 oficinas de bienes raíces del área, que también llegaron con el auge de turismo posterior a 1991.
La lista de agencias de bienes raíces es amplia. Incluye a Century 21 Bocas Gold, Island Realty y Bocas del Toro Realty Inc., entre otras.
Estos actores del mercado comparten cada uno en promedio 50 clientes potenciales cada mes.
En los pequeños restaurantes caribeños de Isla Colón no es raro escuchar relatos exitosos de lotes negociados en 15 mil dólares en 1995 y que ahora se venden por más de 150 mil dólares.
Pero también hay proyectos mucho más ambiciosos. Algunos inversionistas norteamericanos están planificando el desarrollo de al menos dos proyectos de turismo residencial que contemplan la construcción de cientos de cabañas simultáneamente.
Uno de estos es el proyecto residencial Red Frog, ubicado en la Isla Bastimentos cerca al Parque Nacional Marino, con una inversión proyectada de 50 millones de dólares.
Un pedacito del cielo
Isla Colón es el centro comercial de Bocas del Toro. La migración extranjera con su demanda por mano de obra para realizar los proyectos y construcciones, aunado a la necesidad de personal que atienda la oferta turística, han impulsado el progreso económico de la isla.
Tanto así que los isleños comentan que “el que no tiene trabajo es porque no quiere”. De esta forma, las islas de Bocas del Toro están siguiendo un patrón económico que también se registra en Boquete: el boom de construcciones de proyectos turísticos y residenciales ha bajado los niveles de desempleo a cifras minúsculas.
Por supuesto que el apogeo ha tenido un impacto notable sobre precios. Hace unos años era posible comprar 50 hectáreas en las afueras de Isla Colón con 85 mil dólares, pero ahora esa suma no alcanzaría para comprar ni la mitad de una hectárea, dijo G.R. “Chip” Pickard, un nativo de Texas que ahora es corredor de bienes raíces en la isla.
Los precios de los terrenos titulados pueden ser algo volátiles. Los terrenos con acceso a la playa pueden costar en promedio unos 35 dólares el metro cuadrado, mientras que otros menos exclusivos pueden rondar los 25 dólares.
Demanda y oferta
La internet ha tenido un impacto importante sobre el desarrollo del negocio de bienes raíces en la isla. Más de un 50% de los compradores mensuales que reciben las oficinas de bienes raíces de Bocas son contactados por internet. Luego visitan Panamá y la isla para hacer un primer reconocimiento de su nueva inversión.
La popularidad de programas como Survivor, que utilizó el archipiélago de Bocas del Toro como locación, tuvo un impacto global sobre el reconocimiento de Panamá como destino cautivante y prístino.
Los inversionistas –esos Robinson Crusoe de la época moderna– en su mayoría son personas de 40 a 50 años, de clase media de Estados Unidos y Europa que están próximos a retirarse y que sueñan con tener un lote de mil a 2 mil metros cuadrados en una isla paradisiaca para construir una casa, dice Pickard.
Estos potenciales inversionistas y potenciales miembros de la comunidad futura de la isla de Bocas, son atendidos por los corredores locales, hospedados en los más de 30 hoteles de Isla Colón y llevados a recorrer la oferta de propiedades, casi todas sólo accesibles por lancha.
Pero el comprador debe estar siempre atento. Con la fiebre de bienes raíces y el aumento de los precios, la venta de terrenos no siempre es manejada por personas escrupulosas. A veces puede ser difícil navegar por la maraña de títulos de propiedad y derechos posesorios. Es importante consultar con los corredores autorizados y un abogado que asesore en el proceso legal.
Red Frog
En el Parque Nacional Marino de Isla Bastimentos habita una ranita multicolor del tamaño de una uña, que no vive en ninguna otra parte del mundo. Los residentes de la isla consideran que la ranita roja es una de las especies más inteligentes sobre la tierra: ellas escogieron vivir en el paraíso. De ellas se deriva el nombre de uno de los “spots” más buscados por los visitantes a Bocas, la playa Red Frog en Bastimentos.
Un sitio ideal para surfear, bucear o simplemente relajarse, Red Frog también es uno de los principales polos de desarrollo para proyectos turísticos importantes.
Red Frog tine 68 hectáreas, de las cuales 33 albergarán un hotel de lujo con 80 habitaciones, un área comercial y en su primera fase 200 viviendas. Las otras 35 hectáreas restantes serán parte de una reserva ecológica del sitio, dijo Juan José Espino, director de Pillar Panamá S.A., empresa promotora.
El ambicioso proyecto fue vendido con un sistema de “propiedades administradas”, mediante el cual el dueño de la propiedad deja el bien bajo el régimen administrativo de la empresa promotora para que sea alquilado en su ausencia.
La construcción de un complejo residencial en Red Frog podría generar cerca de 400 empleos para el área durante su parte más intensa.
Pero no es el único proyecto del lugar. En las islas proliferan proyectos de pequeños inversionistas con una docena de casas. Uno de éstos es Finca Fístula.
Estas propiedades, sumergidas en las montañas con vista al mar, contemplan siete cabañas cuyos costos varían entre 130 mil a 150 mil dólares, ubicadas en un complejo cercado, con seguridad y servicios básicos. Su propietario, Peter Kent, un inglés de nacimiento y constructor, ha estado invirtiendo activamente en la construcción de viviendas, acumulando más de 900 mil dólares en proyectos desarrollados en Isla Colón.
Mucho por hacer
Si bien las islas del distrito de Bocas del Toro se están llenando de empresarios entusiastas, hay muchos problemas por resolver. Los más urgentes tienen que ver con la falta de inversión en infraestructura básica como suministro confiable de agua potable, la construcción de vertederos de basura y el mal estado de las carreteras.
En la Isla Colón más del 90% de los 10 kilómetros de carreteras está deteriorado. Pero según el alcalde de la isla, Eligio Binns, no será por mucho tiempo. Este año se logró adjudicar una partida de 200 mil dólares para la reparación de las calles, dándole mejor servidumbre y presentación a los residentes.
El vertedero del pueblo será trasladado en un plazo de ocho meses a otros terrenos. Este proyecto requiere una inversión cercana a los 100 mil dólares .
Una de los problemas más críticos es el agua. El líquido potable de la isla no es 100% puro y es abundante en sedimentos por tomarse de los subsuelos de manglares. A mediano plazo, la alcaldía planea habilitar la quebrada de Mimitimbi como nuevo brote de agua dulce.
Buscando título de propiedad
En las calles de Isla Colón es fácil escuchar conversaciones de isleños esmerados en vender propiedades con derechos posesorios a los foráneos. Esto es una práctica inadecuada para los corredores.
El riesgo es que puedan aparecer varios dueños de un mismo lote, por lo cual los expertos recomiendan vender con títulos de propiedad, indica el corredor de bienes raíces Iru Duane Wright.
Legalmente en las islas, los únicos títulos de propiedad datan antes de 1941, ya que las constituciones de 1941, 1946 y 1972 prohibían la cesión de tierras insulares, permitiendo sólo la adquisición de terrenos mediante concesiones.
Una manera rápida de verificar un lote antes de efectuar una compra es acudir al Registro Público y solicitar información del origen y los nombres de los dueños de la propiedad. Si los títulos de propiedad son de antes de 1941, éstos estarían registrados, indicó Benjamín Colamarco, director de la Dirección de Catastro y Bienes Patrimoniales del Ministerio de Economía y Finanzas.
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